domingo, 27 de noviembre de 2011

Por qué no voté al senado

Hace una semana fui al colegio electoral a votar, pero también (y por primera vez en mi vida), a no votar. No voté al Senado no (sólo) porque me parezca algo completamente inútil, sino porque era imposible que mi voto, un voto, pudiera tener efecto alguno en el resultado.

En el Congreso si existe una posibilidad, pequeña pero no ínfima de que un voto modifique el resultado. En Madrid, su hubiera obtenido UPyD 1102 votos menos, se habría quedado con un escaño menos, que se hubiera llevado el PP. No es un voto, son más de mil, pero es una cantidad que es razonable que varíe. No me cansaré de repetir que no existe Ley d'Hondt para el congreso al existir una brutalidad de circunscripciones y el mínimo del 3%, pero por lo menos si existe a nivel de circunscripción (lo cual, repito, no quiere decir que en el reparto global exista dicha Ley).

En el Senado en cambio existe la "maravilla" de listas abiertas, pero la adjudicación es lo más horrible que pueda haberse inventado. Las listas abiertas estarían bien si cada ciudadano eligiera a un único representante, y luego este tuviera en la cámara capacidad para votar en la cámara de manera proporcional al número de votos que recibió. Pero no es así. El voto de cada senador vale lo mismo, independientemente de que le votaran dos millones o cien mil ciudadanos. Y lo que es más absurdo, algunos ciudadanos son representados por más de un ciudadano mientras muchos otros por ninguno.

En el caso de Madrid, el reparto se realiza de la siguiente manera: cada partido presenta de 0 a 3 senadores, cada ciudadano elige de 0 a 3 senadores, y serán senadores los 4 más votados. Absurdo.

Si salieran sólo 3 senadores, estos irían al partido más votado (considerando que casi todos los votantes marcan las 3 opciones de un partido, la variación no llega al 3% en el PP ni al 7% en el PSOE). En el caso de Madrid, los senadores del PP obtuvieron unos 1,6 millones de votos mientras que los del PSOE aproximadamente la mitad, por lo que si salieran 3 senadores, los 3 serían del PP, y ninguno del PSOE. Si salieran 4, se pudieran elegir 4 y se pudieran presentar 4 por partido, también serían los 4 del PP, representando a 1,6 millones de personas los cuatro a la vez, no cada uno a la cuarta parte. Nadie representaría al partido con la mitad de los votos.

Para que sea más equitativo, se establece de antemano que salgan elegidos 4. Que en este caso el reparto sería equivalente al que fijaría con listas cerradas la Ley D'Hondt, pero que no lo sería si la distribución de votos fuera distinta. Es decir, está todo el pescado vendido por la ley que decide el reparto: 3 escaños van a ir para el partido más votado y 1 para el siguiente. Harían falta 800 mil votos para cambiar el resultado.

Los ciudadanos tan sólo pueden decidir con unos miles de votos quién de los tres senadores del PSOE saldrá. El único voto interesante será aquél de las personas que conozcan a estos tres individuos.

Y como no es mi caso, no voto, en señal de protesta. Pero no es la única opción, por lo que lo tuve que meditar. En mi colegio electoral (feudo al 80% del PP) me encontré con unas señoras mayores que sorprendentemente tampoco querían votar a ningún partido (aunque me imagino que sus motivos serían otros), así que le decía una a la otra que metiera una papeleta vacía para ayudar a realizar el recuento. No señora, si no quiere votar que no vote, ¿o no es una opción cuando se vota al Congreso? Me contestó que efectivamente, existían las 3 opciones que había meditado:
-No votar.
-Votar en blanco (papeleta sin marcar nada).
-Votar nulo (hacer una marca en la papeleta).

Votar en blanco es una opción que en el caso del congreso descarto pues dificulta a los partidos pequeños llegar al 3% de votos que marca la estúpida ley. Pero en este caso la descarto porque no estoy seguro que se contabilicen las papeletas totalmente en blanco, sino el número de cruces marcadas en total, lo que asemeja a marcar 1 ó 2 opciones en lugar de 3.

Votar nulo lo consideré bastante, pues indica que te molestas en ir al colegio pero no estás de acuerdo con el sistema electoral. Sin embargo, debido a la engorrosidad de marcar opciones, puede ser considerado voto de alguien que se ha equivocado y no sabe lo que es marcar 3 casillas, por lo que finalmente la descarté.

Nunca he considerado la opción de no votar porque puede ser considerada dejadez por parte del ciudadano que no le interesa molestarse en ir al colegio electoral, pero en este caso, votando al congreso se podrá ver en la diferencia de votos entre las dos cámaras como existe gente que va al colegio, pero elige no votar.

Al contrario de lo que creía, votar a sólo una urna es una opción válida, lo entendieron perfectamente los encargados de la mesa y lo anotaron, no creo que fuera el único caso.

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