
El tren en Alemania es muy distinto al de España excepto en el precio. A pesar de ser un servicio público, ofrece precios elevadísimos a menos que se compren las limitadas plazas que ponen en oferta y con bastante antelación. Aunque los trenes vayan vacíos, ponen precios elevadísimos que propician que la gente no los utilice.
La red ferroviaria alemana es mejores que la española en el servicio regional. Existe una increible red que cubre todo el país, llegando hasta el más recóndito pueblo entre montañas, aunque sea con un trazado sinuoso, pero con varios servicios al día.
En cambio la red regional española está en proceso de desmantelamiento. Se abandonan multitud de vías, y se presta un servicio pésimo (sólo algunos días y lo más lento posible) en las que quedan, con el fín de que (junto con las elevadas tarifas), se pueda argumentar un escaso número de viajeros cómo excusa para abandonar las líneas.
Por otro lado, la red ferroviaria de alta velocidad española está muy por encima de la alemana. Y eso era el inconveniente del párrafo anterior. En España únicamente interesa conectar las grandes ciudades de la manera más rápida posible, dejando sin servicio a todas las ciudades intermedias.
En Alemania en cambio al no existir zonas rurales profundas, y estando tan densamente poblada, interesa más abarcar todo el territorio. Pero en cambio, si queremos hacer en un ICE (el equivalente al AVE) los 200km que separan (por carretera) Stuttgart de Frankfurt, tardaremos alrededor de hora y media realizando un mínimo de 3 paradas (algunas prácticamente seguidas). En el peor de los casos el ICE tarda otra hora más y llega a realizar hasta 8 paradas intermedias.
Lo curioso es que de un servicio a otro no sólo varían las paradas, sino los recorridos, gracias a la extensa red. Nada que ver con la red de AVE española que se basa muy pocas líneas, pero muy rápidas.
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