El viernes por la noche no tenía gasolina para arrancar (no lo iba a entregar con gasolina) así que le eché una garrafa y al día siguiente un total de 10 euros, guardando una garrafa. 10 euros deberían de dar para unos 300 km, de sobra para ir y volver un par de veces a el centro de Madrid, otro par a Majadahonda y otro par de veces a Leganés. Por si acaso, tenía una garrafa de 5 litros en el maletero.
SÁBADO
El sábado empezó la despedida, primero sacarle todo tipo de fotos al coche bien limpito. Luego, a despedirlo en Majadahonda con los amigos:

Comentamos las anécdotas vividas con el coche de las que nos acordamos, comenzamos a firmar el coche con toda clase de dibujitos, nos metimos todos dentro a la vez, dimos una vuelta dentro del maletero...
Y a la hora de irnos, el coche parecía muerto. No se encendía nada. No tenía nada de batería. Afortunadamente con las pinzas y el coche de Fran lo arrancamos.
Después de esto fue cuando me dirigí a la gasolinera a echarle los 10 euros (parte del combustible en rellenar la garrafa que le había echado el día anterior, así que se quedaba con unos 10 litros dentro del coche y una garrafa de 5 litros en el maletero).
En la gasolinera, de nuevo se quedó sin batería. Esta vez pudimos arrancarlo empujandolo, metiendo segunda y soltando lentamente el pedal del embrague.
DOMINGO
El domingo pasé toda la mañana sacando todo lo que tenía el coche. En el maletero, la guantera, el cenicero, las puertas, debajo de los asientos...
Y sobre todo, quitar la radio y los altavoces... También sacamos la famosa tarjetita que había metida en el conducto del aire acondicionado...

Que resultó que no era la causante de la vibración que aparecía a veces, ya que siguió sonando.
Debajo del asiento trasero apareció una mina de objetos perdidos. Piececitas de LEGO, tickets, de todo...
Me llamó la atención especialmente un ticket del vaporeto (el "autobús" de Venecia), que me recordó hasta dónde había llegado este coche, hasta Italia pasando por Francia. También estuvo en las islas de Menorca y Gran Bretaña.
Mientras tanto, los vecinos preguntaron por la gamberrada/putada que me habían hecho en el coche, a lo cual hubo que explicarselo. Tan sólo el vecino más fiestero me dijo "vaya nochecita, ¡eh!". Lo cierto es que tanto a mi padre cómo a mí nos daba vergüenza que vieran los dibujos obscenos, a mi madre en cambio no.
Por la tarde lo firmaron los amigos del barrio.

Por la mañana, de nuevo sin batería, hubo que empujarlo para que arrancara en segunda. En el trayecto a Leganés se racargó la batería y no volvió a dar problemas.
A la ida, al adelantarnos un furgón de Policía, lo miraron sin ser capaces de contenerse la risa.
Allí, lo firmamos añadiendo las frikeces típicas de teleco y un dibujo de mí por Andrés:

Al ser una zona bastante transitada, la gente nos preguntaba que qué hacíamos, si era nuestro el coche y tal.
De vuelta para casa, al ver la reserva entera al no haber gastado la gasolina que pensaba haber gastado yendo el domingo al rastro, decidí irme a dar una vuela para gastar la gasolina.
Me fuí del campus de Leganés al de Colmenarejo en media hora, lo cual supone recorrer el camino de las bombas.
Me arriesgué a meterme una ostia dejando el coche en alguna cuneta, pero fuí minimamente prudente cómo para que no ocurriera.
La verdad es que es una experiencia inolvidable que dudo que pueda volver a repetir, ya que los amortiguadores, y el coche en general, debieron de sufrir bastante, así que era el único momento en que podía hacer algo así. Cómo conté en su momento, el camino tiene unos agujeros que imposibilitan circular a más de 20-50 kmh sin que sufra el coche. Pero en este caso lo hice a la velocidad máxima de una carretera interurbana asfaltada (algo de asfalto había): 90 kmh.
La carretera tenía las condiciones de visibilidad suficientes (si no, deceleraba). Adelanté a un ciclista poniendome a su velocidad.
Me lo pasé realmente bien. Qué menos para despedir el coche.
A continuación me dirigí a Las Rozas a ver cómo estaban los accesos al campo para las rutas en bici, y de dar tantas vueltas acabé consiguiendo que me parara la Policía. En vez de pararme ellos a mí, se puede decir que hice yo que me pararan.
Me siguieron varios metros despacito hasta que por fín me pararon (estaba por pararme yo mismo). Nada, me preguntaron qué pasaba, si me habían hecho esto, así que les expliqué la historia. Carnet de conducir, permiso del coche (se lo dí con la ITV, lo único que llevaba en la guantera) y si tenía seguro. Sí, estaba asegurado, pero no tenía el recibo, así que le tocó comprobarlo, pero me dijo que tenía que llevarlo por si me paraba alguien que no lo pudiera comprobar me caía una multa que luego tendría que demostrar que sí estaba asegurado.
También me hicieron salir, abrir el maletero y me preguntaron por hachís. Les dije que el coche estaba completamente vacío. Miró un poco pero se dió cuenta de que pa qué cojones iba a buscar si no había nada. Tras preguntarme mi domicilio se dieron cuenta que no había nada que pudieran hacerme.
Que resultó que no era la causante de la vibración que aparecía a veces, ya que siguió sonando.
Debajo del asiento trasero apareció una mina de objetos perdidos. Piececitas de LEGO, tickets, de todo...
Me llamó la atención especialmente un ticket del vaporeto (el "autobús" de Venecia), que me recordó hasta dónde había llegado este coche, hasta Italia pasando por Francia. También estuvo en las islas de Menorca y Gran Bretaña.
Mientras tanto, los vecinos preguntaron por la gamberrada/putada que me habían hecho en el coche, a lo cual hubo que explicarselo. Tan sólo el vecino más fiestero me dijo "vaya nochecita, ¡eh!". Lo cierto es que tanto a mi padre cómo a mí nos daba vergüenza que vieran los dibujos obscenos, a mi madre en cambio no.
Por la tarde lo firmaron los amigos del barrio.
LUNES
Por la mañana, de nuevo sin batería, hubo que empujarlo para que arrancara en segunda. En el trayecto a Leganés se racargó la batería y no volvió a dar problemas.
A la ida, al adelantarnos un furgón de Policía, lo miraron sin ser capaces de contenerse la risa.
Allí, lo firmamos añadiendo las frikeces típicas de teleco y un dibujo de mí por Andrés:

Al ser una zona bastante transitada, la gente nos preguntaba que qué hacíamos, si era nuestro el coche y tal.
De vuelta para casa, al ver la reserva entera al no haber gastado la gasolina que pensaba haber gastado yendo el domingo al rastro, decidí irme a dar una vuela para gastar la gasolina.
Me fuí del campus de Leganés al de Colmenarejo en media hora, lo cual supone recorrer el camino de las bombas.
Me arriesgué a meterme una ostia dejando el coche en alguna cuneta, pero fuí minimamente prudente cómo para que no ocurriera.
La verdad es que es una experiencia inolvidable que dudo que pueda volver a repetir, ya que los amortiguadores, y el coche en general, debieron de sufrir bastante, así que era el único momento en que podía hacer algo así. Cómo conté en su momento, el camino tiene unos agujeros que imposibilitan circular a más de 20-50 kmh sin que sufra el coche. Pero en este caso lo hice a la velocidad máxima de una carretera interurbana asfaltada (algo de asfalto había): 90 kmh.
La carretera tenía las condiciones de visibilidad suficientes (si no, deceleraba). Adelanté a un ciclista poniendome a su velocidad.
Me lo pasé realmente bien. Qué menos para despedir el coche.
A continuación me dirigí a Las Rozas a ver cómo estaban los accesos al campo para las rutas en bici, y de dar tantas vueltas acabé consiguiendo que me parara la Policía. En vez de pararme ellos a mí, se puede decir que hice yo que me pararan.
Me siguieron varios metros despacito hasta que por fín me pararon (estaba por pararme yo mismo). Nada, me preguntaron qué pasaba, si me habían hecho esto, así que les expliqué la historia. Carnet de conducir, permiso del coche (se lo dí con la ITV, lo único que llevaba en la guantera) y si tenía seguro. Sí, estaba asegurado, pero no tenía el recibo, así que le tocó comprobarlo, pero me dijo que tenía que llevarlo por si me paraba alguien que no lo pudiera comprobar me caía una multa que luego tendría que demostrar que sí estaba asegurado.
También me hicieron salir, abrir el maletero y me preguntaron por hachís. Les dije que el coche estaba completamente vacío. Miró un poco pero se dió cuenta de que pa qué cojones iba a buscar si no había nada. Tras preguntarme mi domicilio se dieron cuenta que no había nada que pudieran hacerme.
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