sábado, 24 de mayo de 2008

La Guardia Civil (y 5)

Termino esta ronda de anécdotas de paradas que me ha hecho la Guardia Civil con la más reciente (de las anécdotas, no de las paradas). 

Ocurrió hace uno o dos meses. Era un viernes o un sábado que volvía por la noche después de salir por Moncloa. Hice el favor de acercar a dos colegas, a pesar de tener que hacer un 50% más de trayecto.

Lo malo no es tardar previsiblemente el doble en llegar a casa y el consecuente gasto de gasolina. Lo chungo es hacer un reparto (de gente) entre las 3 y las 4 de la mañana, con un coche viejo con una pinza verde colocada en la antena. 

Fui primero a llevar a Alvaro a su casa, en el centro de Majadahonda, para luego volver por la vía de servicio dejando a Borja en Las Rozas. Lo de ir hasta la estación de Taxis de Majadahonda, parar, dejar a Alvaro y dar media vuelta probablemente fue lo sospechoso.

Me dirigía hacia Las Rozas con un coche de Guardia Civil detrás, del cual se percató Borja. Pero en la primera rotonda de Las Rozas, debieron de pensar que iba a girar, y giraron, mientras yo seguí recto, por lo que le contesté a Borja que no, que habían girado. 

Estaba tomando la vía de servicio por un tramo de un sólo carril, cuando de repente aparece a toda ostia el coche de la Guardia Civil con las luces puestas a toda ostia dando las largas. Así que en cuanto apareció otro carril, me eché a la derecha para dejarles pasar y que pudieran ir rápido a dónde fueran.

Pero resulta que iban a por mí. Se pusieron detrás mío pegados y dándome las largas, que esta vez entendí que indicaban que parara. Cómo en la vía de servicio me parece peligroso parar, esperé a la primera calle, que era la de la casa de Borja, para parar. Paré nada más entrar en la calle, en vez de 20 metros más adelante, dónde está la casa de Borja. 

Se bajaron y vinieron rápido y lo típico: Documentación, damos los DNIs diciendo que las direcciones no están actualizadas; de dónde venimos (curioso, suele ser más normal a dónde vamos), pues de Madrid... aunque hemos pasado por Majadahonda; dónde vivimos, si somos de la zona, pues hombre la casa de Borja es esa de ahí XD

Mientras uno comprobaba los DNIs, yo tuve que bajar del coche para abrir el maletero. Vaya sorpresa debe de ser encontrarse con un maletero cómo el mío, tan desordenado y con tanta mierda, sobre todos con las tropecientas películas VHS que un día me encontré al lado de un cubo de basura. Tras verlo se le quitan las ganas de mirar nada más, yo creo que lo lógico sería mirar por lo menos que lleva dentro una de las cintas, pero no...

Miraron en los asientos de detrás, en los que justo ese día había periódicos por lo que había dónde mirar, y a continuación revisaron todo la zona del conductor, para lo cual tuve que estar fuera. Y además, delante del vehículo. Eso no lo entendí, por lo que me lo tuvo que repetir hasta tres veces, bastante mosqueado, cabreado y posiblemente acojonado, algo que me costó entender. Pero sí, debía pensar que le iba a atacar por detrás mientras miraba por lo que tuve que ponerme bien lejos, delante del coche, por mucho que quisiera yo ver qué me toqueteaba en el coche.

Esa parte precisamente fue la más graciosa, pero me la tuve que perder por estar delante del coche, así que me la tuvo que contar Borja. El Guardia tras rebuscar encontró una bolsita de plástico con algo dentro, en el suelo junto a los pedales. Claro, no se veía una mierda, y la tuvo que sacar para ver qué era. Se trataba de unas simples ventosas que vienen con la "L" para fijarla. Vaya decepción se debió de llevar. Dejó la bolsita en el asiento, en vez de dónde la encontró.

Otra parte graciosa fue cuando intentó abrir el cenicero. El coche tiene un par de botones, uno para abrir el compartimento del cenicero y otro para el de la radio. Pulsas, se suelta, y un muelle hace que se abra la tapa. Lo que pasa es que cómo el coche está tan viejo, el pulsar el botón no consigue liberarlo (aparte de que el muelle tampoco da mucho de sí). Así que el Guardia pulsó mil veces, a cada cual más fuerte sin conseguir abrirlo. Yo lo abro dándole directamente sobre la tapa.

Terminado el registro y la larga comprobación de los DNIs nos dejaron ir, sin encontrar nada. Aunque probablemente no por ello dejarían de pensar que llevábamos algo.

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