miércoles, 9 de enero de 2008

Aquella noche en Mazarrón

Gran noche fue aquella en el que entre todos queríais hacer trampas a las cartas pero al final el que os la jugaba era yo.

Estabamos en el sótano de la casa de Mazarrón de los abuelos de Jose jugando a las cartas.

En una de esas Alvaro fue al baño. Mientras tanto todos nos poníamos de acuerdo para colocar las cartas (en realidad una carta), todos menos yo, que cuando nadie miró cambié dicha carta por otra mía. Llegó el momento de apostar y finalmente Alvaro apostó bastante, a lo que todos respondieron con carcajadas. Pero las de verdad vinieron al dar la vuelta a la carta y resultar se otra.

En otra, fuí yo el que fue al baño, y todos colocaron las cartas. Estabamos jugando al Poker Indio, en el que se ven las cartas de las demás, pero no la propia. Casualmente todos tenían unas cartas patéticas (aparte de una sonrisilla delatadora en la cara), por lo que no cabía duda de que era una trampa y a mí me habían puesto una todavía peor. Directamente no aposté y le dí la vuelta a la carta después de decir de cual se trataba, lo cual efectivamente se confirmó.

Aquella noche fue brutal, tanto me reí que en uno de los botes me cargué la silla. Yo quería seguir utilizándola, pero cuando me caí por segunda vez Jose la tiró a la basura. Y allí me fuí, a seguir sentadome en la silla:




Aclaro que a la silla se le rompió una pata, pero con un poco de cuidado seguía siendo completamente funcional.

Tras reflexionar he llegado a la conclusión de que las sillas de plástico son uno de los mejores objetos que se hayan inventado. ¡Qué grandes momentos me han hecho pasar! ¡¿Cuántas tonterías habré hecho con ellas?! Me encantan :)

Gracias a Ana por hacerme la foto.

Gracias a los abuelos de Jose por prestarnos la casa y perdón por dejarles sin una silla.

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